Aupa, José Luis, perdona que ande tan tarde pero voy a tener que excusar mi presencia en tu boda. Es que tengo una razón de pelotas y otro acontecimiento de mucho más calado me reclama en La Cartuja. Y eso que ya te había cogido esos posavasos tan chulos que habéis metido en la lista de boda, con 85.000 euros en regalos. La verdad es que la menda creía que el acontecimiento del día serían tus nupcias con Teresa Urquijo: “Madrid se vestirá de gala, y bla, bla...” titulan los periódicos de la Villa y Corte. Pero, fíjate por dónde, hoy la juerga, de verdad, la cita con la historia (como dicen muchos periodistas deportivos) está en Sevilla. Y mira que me hubieran dado tus esponsales para cotillear. Un bodorrio al que acude hasta el emérito. ¡Qué bien! Ya tiene el novio de Ayuso con quien hablar de fraudes fiscales. Juan Carlos I coincidirá además con la plana mayor del PP. Yo creo que estaría bien que vuestros invitados se hicieran las fotos de frente y de perfil para ir ahorrando tiempo, básicamente. Pero ¿qué quieres? Hoy toca viajar a Sevilla, ese lugar tan extraño, donde, aunque no te lo creas, sacan los santos en procesión para que llueva y luego se cabrean si quieren sacarlos y está lloviendo. Hoy toca ver pasearse a los leones por el Guadalquivir. Y si hay que ser txirenes y montar una Madrugá con el Jesús del Gran Poder y la Esperanza de Triana subidos en la gabarra, pues se monta.