Cuando algunos tocabalones hablan, sube el pan. “Obligaría a Guardiola y a las chicas de la selección femenina a besar la bandera española”. Lo podía haber dicho Alfonso Armada, pero lo ha dicho un tal Alfonso Pérez, futbolista pasivo y tontolaba activo. Mamarracho a tiempo completo y fascista a tiempo parcial. Este individuo que, cuando jugaba estaba más preocupado por negociar primas que por defender banderas, ha largado en una entrevista, demostrando que cuando salen del fútbol es fútbol o partido a partido, dan pena. Al parecer, las lesiones cortaron su proyección como heredero de Butragueño, pero renació como ídolo bético y machista redomado. Suena bastante hipócrita lo de besar símbolos, sobre todo viniendo de un tío que jugó en el Real Madrid y Barcelona y morreó ambos escudos. También ha asegurado que las mujeres “no se pueden quejar” por ganar menos que los hombres. Y por su boquita ha salido otra frase mítica: “No se pueden equiparar en ningún sentido con un futbolista hombre”. ¡Zasca! Que solo le ha faltado mandar a las futbolistas a plancharse las bragas. Tras sus brillantes declaraciones ha conseguido que Alfonso Pérez ya no sea el nombre del estadio del Getafe, el Coliseum. Pero él ha replicado y ha dicho que no es machista, “que tiene madre, esposa e hija”. Se le he olvidado nombrar a la chacha, la tendera y la peluquera.

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