DECÍA Shakira en su canción de despecho tras su ruptura con Piqué que las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan. Más allá de que el tema fuera una venganza contra su ex por su infidelidad, se convirtió también en un llamamiento a las mujeres, una forma de empoderarse y no dejarse vencer por el dolor que causa una situación así. Pero a la cantante colombiana se le olvidó añadir que las mujeres que facturan también tienen que pagar a Hacienda. Y es algo que, por lo menos, ella presuntamente no ha hecho, según le reclama la Justicia española. Sus problemas no solo no han acabado, sino que se agravan. A la espera de juicio –previsiblemente en otoño– por el presunto fraude de 14,5 millones de euros, la Justicia ha abierto un nuevo frente contra ella y le pide además más de ocho años de cárcel. Mientras tanto, la prensa solo habla de sus supuestos romances y sus idas y venidas de Miami. Ya se sabe, dónde esté un buen chismorreo que se quite todo lo demás. Hace unos días, el Supremo desoía también a Joaquín Sabina y confirmaba que el cantante deberá pagar una multa de 2,5 millones de euros por haber tributado los derechos de autor a través del Impuesto de Sociedades y no del IRPF en los años 2008, 2009 y 2010, consiguiendo un tratamiento fiscal más beneficioso. Él, y como dice su canción lo niega todo. Aquellos polvos y estos lodos.

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