HACE tres años Lorena Fernández, científica y directora de comunicación digital en la Universidad de Deusto, nos ponía al día durante una cena sobre los adelantos de la inteligencia artificial (IA). Nos comentaba que en un futuro inmediato en las librerías podrían compartir espacio los libros escritos por humanos con los creados por la IA, que incluso podrían pintar un cuadro o realizar una película. “Ahora solo estamos viendo el nacimiento, pero la velocidad de desarrollo es increíble” , aseguraba la científica. Sus predicciones se han cumplido. Hace poco nos enterábamos de que el nuevo temazo viral de los artistas Drake y The Weeknd, que suena tal y como cabría esperar de una colaboración entre estos dos genios, no era de ellos, sino una creación de Ghostwriter977 usando inteligencia artificial. La mayor discográfica del mundo, Universal Music Group, ya ha pedido a plataformas como Apple o Spotify que bloqueen a las empresas de IA para que no puedan usar su música para entrenar a sus tecnologías. La IA también se ha convertido en un gran aliado para fabricar fake news y el 14% de los trabajos en el mundo podrían estar afectados por su irrupción. De momento, más que ventajas están creando un mundo con menos privacidad, menos intervención y responsabilidad humana y donde la desigualdad de ingresos se amplía. Más que inteligencia artificial es cuestión de estupidez humana.

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