LA campaña electoral del 28-M está dejando un surtido de frases para el recuerdo y, sobre todo, para el olvido. Parecía que el legado de Mariano Rajoy en forma de citas era insuperable, pero la presidenta de la comunidad madrileña y candidata a la reelección por el PP, Isabel Díaz Ayuso, lo está consiguiendo. Hace unos días, la popular, que parece tener fijación recurrente, similar a la obsesión, con EH Bildu, manifestó la poco afortunada frase de que “no son los herederos de ETA, es ETA”. Ahora, tras manifestarse en numerosas ocasiones como negacionista del cambio climático, acaba de revelarnos durante un debate su receta medioambiental para combatirlo: “Que cada balcón de Madrid tenga una planta”. Resuelto el problema del cambio climático y con un solo geranio. Si tenemos en cuenta la estimación de la ONU, sumados los esfuerzos de mitigación y descarbonización en todo el mundo, el coste anual para salvar el clima podría rebasar el billón de dólares. Todos los expertos coinciden en que poner una planta en el balcón no va a hacer que el planeta tenga menos temperatura. Aunque estemos en campaña electoral, no se debería permitir hacer este tipo de afirmaciones superficiales y banales, sin ningún tipo de base científica. Escuchando estas frivolidades, no me explico cómo la mandataria del PP puede sacar mayoría absoluta.

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