LA tele ya no emitirá más anuncios de muñecas y de cocinitas solo con niñas. A partir de ahora, todos los spots deberán ser mixtos porque el otro día entró en vigor el nuevo código de autorregulación de publicidad no sexista de juguetes. Qué digo yo ¿no sería mejor que los críos jueguen con lo que les apetezca y ya? Es verdad que llevamos años soportando que nos digan que el tractor solo se le puede regalar a Iker, y a Helene hay que dejarle el maletín de maquillaje. La vida en rosa y en azul, es puro vintage. No puede repetirse aquel espanto de llegar a un expositor solo de niñas con estampados de fresas, delfines o margaritas. Todo lleno de princesas, y peluches de animalitos tiernos para perpetuar el rol del cuidado, el trabajo doméstico o la belleza. Igual de mal que cuando te separaban el stand de los niños con dinosaurios, robocops y coches de carreras porque la acción y la tecnología se reservaba exclusivamente para ellos. Pero la chavalería debe jugar con lo que quiera porque si no, corremos el riesgo de considerar perverso que las niñas se diviertan con muñecas. Con tanta normativa, se nos puede ir el tema de las manos para cambiar el slogan de aquella famosa campaña por algo tipo; Les muñeques de Famose se dirigen al portel. Sería una soberana tontería ponerse tikis mikis pidiendo unas Reyes Magas, una Mama Noelia transgénero o, claro está, un Olentzero de género no binario.

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