SIEMPRE me ha llamado la atención el concepto “escucha activa” porque creo que uno, o escucha o no escucha, no hace falta activar nada salvo la mera acción de escuchar, que ya es bastante con las cosas que hay que oir. Yolanda Díaz, que es ministra y vicepresidenta no ha presentado aún su candidatura a las generales pero se ha puesto a escuchar hasta detrás de las paredes a través de su plataforma Sumar y ha salido al ruedo con ánimo de escuchar todo lo que se le ponga por delante, así sea un laterío de país. Sabido es que los partidos han de empaparse de las demandas de quienes pretenden captar el voto pero jamás de los jamases he visto una campaña tan grande y sostenida en el tiempo de alguien que aún no sabemos si presentará su candidatura pero eso sí, escuchar, lo escucha todo. A mi esta mujer me cae bien pero la imagino en un ejercicio de ventanilla sin tregua que le va a quitar las ganas de vivir llegando a septiembre con la cabeza como un bombo o directamente sorda. Yolanda escucha estoica y mira a los ojos, sonríe y pone en práctica en política esa cosa linda y sentimental que es la empatía, un sello algo naif para alguien que tiene que tomar decisiones, dejándose llevar por estremecimientos que no nos gustan en la pena del telediario, el ojo por ojo o los juicios del Twitter pero que para hacer política es un atributo tan infrecuente como improbable. Le deseo suerte y, sobre todo, que no acabe por desconectar.

susana.martin@deia.eus