ACE ya un tiempo a uno no le quedó otra que entonar el mea culpa, lo que no es costumbre en la profesión, cuando tuvo la desacertada ocurrencia en este rincón de adjetivar la conducta de un monarca como "autista". Una licencia donde no pensó en aquellas personas que pudieran verse aludidas. El lenguaje periodístico, y más el inmortalizado en la prensa escrita, resulta muchas veces perverso. Rebobiné el traspié al hilo del suceso que ha conmocionado Bilbao y por el que el presunto asesino de personas homosexuales ha sido bautizado en no pocos titulares como el "matagais". Si la sonoridad del palabro ya está fuera de todo patrón, el intento de atrapar la atención para poner hincapié en un colectivo desprende un tufillo, como poco, despectivo y no descriptivo. A la par, varios medios han reflejado un hecho en Castellón así: "Detenido un hombre de 78 años practicando sexo con una menor en un parque". Cuando la certeza de la noticia era que un anciano había pagado 100 euros a los padres para abusar de ella, violarla, que es la acción que ejerció este desalmado. La mayoría de ocasiones somos protagonistas (in)voluntarios de un proceder cavernario y estereotipado en la escritura. No digamos ya con esos titulares que son machistas hasta la náusea. Otras, lo que se busca es monetizar el periodismo a golpe del sensacionalista clic. Y no sé cuál de la dos injustificaciones me resulta más aberrante. l

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