A prueba de que ya estamos finiquitando al covid es que empieza a hablarse de otras cuestiones y problemas. Aparte del procés, que ha demostrado blindaje incluso contra pademias, vuelve con fuerza y garra, que diría José Luis Moreno, la opereta de los ongietorris. También volvemos a mirar con rencor atávico a las eléctricas en un momento en el que a decir verdad uno tiene dudas de si sale más barato comer fuera que en casa. Y resulta que, 20 años después de la gran cruzada, descubrimos que en Afganistán no se ha movido ni una piedra del problema y todo sigue igual o peor porque las mujeres que han avanzado en su formación vital y profesional ven cómo se aleja su presente y su futuro. Hay más cosas que llenan nuestra actualidad, algunas tan antiguas como las decisiones de jueces que cuestionan medidas de gobiernos -aunque su objetivo sea proteger a los ciudadanos de una pandemia sin precedentes- poniendo de manifiesto la separación de los poderes, que es precisamente lo que ponen en cuestión los socialistas y los populares cuando vuelven a las trincheras para hacerse fuertes en el reparto de los sillones del cónclave litúrgico judicial. Son cuestiones que hace no mucho era impensable que ocuparán un gran espacio en los medios de comunicación por la que estaba cayendo en el frente contra el virus. Sin embargo, estaban presentes como una lluvia fina y ahora vemos que el agua nos llega a los talones. Es momento de afrontar esas cuestiones y hablar de ellas, también de 1839.