UEDO vanagloriarme, pese a mi avanzada edad, de que en mi infancia nunca tuve que cantar el Cara al sol antes de entrar en clase ni tengo una foto sentado delante de un mapa de España. Sí que es verdad que, antes de entrar en clase, nos alineaban en el patio con el brazo extendido para guardar las distancias entre compañeros; que subíamos las escaleras hacia el aula en perfectas filas indias, que antes de cada clase, en las que había un retrato de Franco y otro del Papa correspondiente, los profesores rezaban una oración que los alumnos coreábamos, y que, como en buen colegio religioso, tuvimos misa y rosario diario hasta los 14 años. Es lo que tiene no haber cursado ni EGB ni BUP. Eso sí, tampoco hice Preu ni reválida alguna. Viene esto a cuento porque una moción de Vox en el Ayuntamiento de Murcia me ha retrotraído en el tiempo. Y es que el partido ultraconservador quiere que en todos los centros escolares de la ciudad los alumnos comiencen el día escuchando el himno de España y que todas y cada una de las aulas de los colegios tengan su correspondiente bandera de España. No quiero ni pensar si esa brillante idea hubiera sido ideada en Euskadi, cambiando el himno español por el Gora ta gora y la rojigualda por la ikurriña. "Adoctrinamiento", "lavado de cerebro", "racistas"... serían algunas de las expresiones que saldrían de su bancada. Pues que se apliquen el cuento.

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