PROVECHANDO que el fin de semana Sánchez venía acusando dos golpes seguidos, el del tamayazo en Murcia y el de la luz verde a las elecciones de Ayuso, Iglesias se levantó ayer y en un Aló vicepresidente anuncióque se iba del Gobierno. Al fin y al cabo, para qué te vas a quedar con un terremoto en Murcia y sus réplicas si puedes provocarlo en el mismo centro del Consejo de Ministros. Vivimos días en los que todos son jugadas maestras, jaques mates políticos y el copón de la baraja de las estrategias del barrenero. Tanto es así que yo llevo desde la semana pasada pidiendo que alguien me aguante el cubata de tanto susto y en tantos sitios. Ya nadie sabe muy bien lo que está sucediendo pero sí para qué porque todo pasa en todos los lugares y prácticamente a la vez. La política es un florete, desde las estrategias del murciano García Egea para devolver al transfugismo el apellido genóves hasta el vicepresidente Iglesias, que se ha hecho un "Illa" y no se pierde un fuego artificial, ayer mismo, y con camisa blanca de mi esperanza, para autoproclamarse candidato de la sierra. En Madrid están todos tan centrados que esta ciclogénesis acabará llevándose a alguien por delante, empezando por los de Arrimadas y con Cantó máximo exponente del despiste, que ya no sabe ni quién es, ni para qué vino hasta terminar en el campeonato del populismo instalado en el mismo centro de España. Para que luego digan que los polos se derriten.

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