O existió jamás un mago más talentoso que Harry Houdini, cuyos trucos en el arte de desaparecer causaban fascinación. Su maestría en el escapismo no fue menor que las semblanzas sobre el rey emérito de la prensa española, capaz de tratarle como exiliado cuando en algún otro caso emplean el término prófugo; de reducir los pecados de Juan Carlos I a los últimos años cuando sus desmanes de alcoba y caja fuerte se remontan mínimo a los tiempos de las torres KIO; de colmar de parabienes al preparao heredero como antes hicieron con su padre; y de agachar la cabeza, como hace el presunto partido de esencia republicana con sede en Ferraz para perpetuarse en su particular trono. Cómo no, a salvo ponen también a Sofía de Grecia, que de esfumarse y mirar para otro lado sabe tanto como su hija Cristina, Mayte Zaldívar o la mismísima Pantoja. El próximo scoop periodístico del que den cuenta los medios de la Corte y de provincias sobre quien ha sido Jefe de Estado durante cuatro décadas consistirá en desgranar cómo es el resort de lujo en el que habrá sido acogido por alguien de similar estirpe y cuando le toque abandonar el mundo terrenal las genuflexiones serán resbaladizas de tanta baba que dará lustre al suelo. O se replantean las estructuras bendecidas por el franquismo o, evocando el filme de John Sturges, asistiremos a otra gran evasión de otro Borbón o borbona. También de impuestos.

isantamaria@deia.eus