AY prisa por que nazca la vacuna contra el covid-19, las grandes potencias se afanan por trabajar para ver quién será el primero y, como aquella carrera espacial de alcanfor que entretuvo la Guerra Fría, Rusia anuncia que tendrá la suya en dos meses. Igual que en aquella televisada carrera tecnológica de naves Soyuz, misiones a la Luna y la malograda perrita Laika, la carrera por conseguir la vacuna se desarrolla ahora en las redes sociales e Internet, como aquella galopada espacial lo hizo en los viejos aparatos de televisión de nuestros abuelos. Al igual que los estadounidenses se sorprendieron con el Sputnik a mediados de los 70, se nos anuncia que al remedio los rusos llegarán primero cambiando los trajes espaciales, cohetes y astronautas por científicos, laboratorios y médicos. En ambos casos también hubo sus cobayas, perritos y turistas espaciales y la carrera se financiaba con fondos públicos antes de convertirse en un hipódromo colaborativo de millonarios y snobs. Las farmacéuticas privadas empiezan los ensayos y algunos prototipos corren a la meta final. ¿Cuándo? Cuando sea segura y eficaz. Queda por ver quién se queda con toda la producción y si la carrera implica entre el voluntariado consecuencias impredecibles. 3, 2, 1... ¡ya! Quien llegue, como a la Luna, reforzará su posición global. El espacio puede esperar. susana.martin@deia.eus