STARÁN ustedes conmigo que la puesta en escena que cada mediodía hace el gabinete técnico encargado por Pedro Sánchez para informar de la pandemia del covid-19 es sencillamente brutal. Un médico, la Secretaria de Estado de Transportes y el resto, todos uniformes, dos militares y un alto mando de la Policía Nacional. Día tras día, tras una breve intervención de Fernando Simón, el único especialista médico del gabinete, éste cede la palabra a Miguel Ángel Villarroya, el jefe del Estado Mayor del Ejército que suele iniciar su intervención -escrita que no improvisada- con un "sin novedad en el frente de la Operación Balmis" -bautizada en honor al médico militar de Carlos IV en Nueva Granada y Filipinas- mientras enumera con la finalidad de ¿tranquilizarnos? que su Ejército continúa su despliegue por todo el territorio como si fuera a modo de Reconquista y aplaude, por ejemplo, que en una calle de un pueblo de Zaragoza los militares fueran recibidos con aplausos. Y si esto no fuera poco nos recuerda que todos somos soldados y que estamos en guerra, además de insistir en mantener la "disciplina". Luego de un gracias mi general de Fernando Simón llegan los turnos de otro militar, el alto mando de la Guardia Civil, y de su homólogo en la Policía Nacional, que nos informan de las batallas ganadas: el desplegar un helicóptero para multar a cuatro personas que estaban en un bar de Leganés o que habían sorprendido a dos hombres robando naranjas. Vaya nivel, señores.