LEYENDO a una resucitada del PP, ahora en Vox, hablar de la deslealtad que supone el Concierto a España y la necesidad de inhabilitarlo recuerdo que las decisiones que afectan a la vida de mi barrio se toman no muy lejos de él y si los “poderosos” están más cerca del problema es posible que en la medida en que también lo padezcan, alguna vez hasta lleguen al palparlo. Transitar desde la cúspide de la pirámide hasta su base es lo que se intenta desde algunas formas de Estado, por ejemplo, en aquellos federados que administran sus propios recursos. Ante esta imposibilidad nacida de la purista teoría de que, al no haber Estados previos, éstos no pueden federarse, surgió el famoso “Estado Autonómico”, no era un café para todos como se quejan los centralistas unitarios sino un modo de acercar la gestión y, por tanto, el poder y la democracia. Euskadi y Nafarroa, se asemejan en algo a los poderes que esos Estados federados poseen (no así otras competencias) con un inobjetable resultado: constituirse año tras año en las sociedades con mayores niveles en calidad de vida, empleo, sanidad, coberturas sociales, creación de empresas y tecnología. Es simplista hablar de chantaje a España, de deslealtad o de cálculos poco transparentes en un discurso dirigido a aquellas sociedades con insuficientes servicios y alto desempleo. Igualarse por abajo en lugar de la asimilación, o incluso la copia, no sugiere en ningún caso la mejor manera de equipararse. susana.martin@deia.eus