UN muy querido amigo me guasapea a las ocho menos veinte de la tarde del pasado lunes. “Parece que hay alto el fuego”, escribe, adjuntándome una nota de alcance de la agencia Reuters que señala que Hamás ha aceptado la tregua propuesta por Egipto y Catar.
Ni siquiera me da tiempo a manifestarle mi absoluto escepticismo. Solo unos minutos después, mi interlocutor me envía otro enlace a una noticia de Europa Press que da cuenta del bombardeo por parte de Israel de 50 objetivos en Rafah.
A Yaveh rogando y con el mazo dando. No hay nada que esperar del régimen hebreo, después de haber aniquilado sin piedad a decenas de miles de personas. ¿35.000, como denuncian las fuentes palestinas? Lo desconozco. En todo caso, las suficientes víctimas como para que alguien con mando en plaza hubiera dado un golpe encima de la mesa y afeado a Netanyahu la matanza de la que es responsable.
La UE, a por uvas
No oculto mi simpatía por el secretario general de la ONU, Antònio Guterres, pero tampoco mi encabritamiento ante su nula autoridad. “Un asalto a Rafah sería un error estratégico, una calamidad política y una pesadilla humanitaria”, dijo el máximo responsable de Naciones Unidas cuando ya se había consumado su profecía.
Veinte, treinta, cincuenta víctimas mortales, se iban corrigiendo los primeros despachos de agencia tras la primera acometida. Sin duda, cifras que se quedarán pequeñas conforme avance la ofensiva de Tel Aviv.
Como respuesta a la enésima tropelía, Joe Biden se hace bicho bola y ni sabe ni contesta. Más cerca, en la Europa del equilibrismo infinito, el alto representante para asuntos exteriores, Josep Borrell, lagrimea que la ofensiva hebrea en Rafah provocará “una crisis humanitaria aún más grande” y medio culpa a la presidenta de la Comisión europea, Ursula von der Leyen, de no haber metido en cintura a los agresores a base de sanciones comerciales. Una puñetera ridiculez, cuando ni siquiera se ha sido capaz de impedir la participación de Israel de esa ñoñería estomagante llamada Eurovisión. Pero ahí nos las den todas. A esta hora, no hay tregua que valga en Gaza. Solo destrucción y muerte.