MUJER corajuda, valiente, íntegra y, sobre todo, cercana que se nos acaba de ir: Yo estaba al otro lado aquel día que descolgó el teléfono para llamar a Radio Euskadi y dejar constancia de su rabia entreverada de impotencia y de dolor. Cargada de razón hasta el tuétano, denunciaba que, después de haber sufrido en sus carnes y en las de sus familias la represión franquista, eran perseguidos, aun con más saña, por los autoerigidos en salvadores de Euskal Herria.

Encogiéndonos el alma, terminaba el mensaje rogando a ETA que cuando volviera a intentar asesinar a su marido, Juan Mari Atutxa, lo hiciera en un momento en que usted estuviera presente porque quería morir con él. No hay más que decir. Un abrazo enorme, querido Juan Mari.