TENGO cierta curiosidad malsana por el resultado de la reunión que van a mantener hoy en la sede del PP de Nafarroa los inopinados Messi y Mbappé de la política al fondo a la derecha Sergio Sayas y Carlos García Adanero. Todo apunta a que el díscolo dúo dinámico expulsado de UPN está a un tris de fichar por la formación gaviotil. No parece, con todo, que los cotizados culiparlantes se vayan a comprometer indefinidamente con la escuadra del cada vez más inconsistente Alberto Núñez Feijóo. Lo que está sobre la mesa es alquilarse para las elecciones de mayo y luego ya se vería.

Tampoco es que este humilde tecleador se tenga por el oráculo de Delfos, pero estoy por apostar que la operación va a terminar en fiasco. Quiero decir que es posible que los dos ínclitos consigan acta parlamentaria y, con ello, cuatro años más confortablemente amorrados a la ubre pública. Sin embargo, no parece que, con o sin Sayas y Adanero, el PP, que nunca ha sido nada en Nafarroa, sea capaz de pasar de un resultado electoral ramplón. De hecho, el mayor efecto será profundizar la división de la derecha, con un plus de mal rollito añadido con el antiguo y nunca bien avenido socio. La historia pasada cuenta que, tras la correspondiente bofetada, a los del atribulado Javier Esparza (probablemente, tras su propia destitución) y a la sucursal genovesa en el viejo reino no les va a quedar otra que volver a juntarse. La buena noticia para quienes apuestan por propuestas menos rancias es que, mientras tanto, las fuerzas de progreso seguirán sumando legislaturas… salvo que les dé por repetir viejos errores. Ojalá no sea ese el caso.