DESVERGONZADO capo de la FIFA: No es que necesitáramos más pruebas, pero nos ha confirmado que para ocupar su puesto hay que estar desprovisto de cualquier valor moral. Ya lo vimos durante decenios con sus pérfidos antecesores Havelange y Blatter, a los que usted parece dispuesto a superar en iniquidad. Que, mire, se podría entender que, ante el pastizal que a usted y sus secuaces les va a caer de los jeques, silbe mirando hacía la vía cuando se le recuerda la indignidad de celebrar un Mundial en un país que pisotea sistemáticamente los Derechos Humanos. Pero no hay palabras para calificar que haya tenido los santos bemoles de invertir la carga de la prueba y acuse de doble moral a quienes denuncian una evidencia irrebatible.