ADMIRADÍSIMO y queridísimo compañero: Leo que, después de 40 años a pie de micro, cámara, teclas y lo que hiciera falta, te vas a jubilar. De saque, es una idea que me resulta inconcebible. Aunque me consta que tienes mil y un proyectos y que, desde luego, no vas a tener un minuto para aburrirte en tu nueva vida, soy incapaz de imaginarte lejos de las ondas. Te deseo, en todo caso, lo mejor porque es justo lo que te mereces. Más allá de tu grandeza profesional, que raya lo legendario, quiero decirle desde aquí a todo el mundo que he conocido muy pocos tipos tan profundamente buenos como tú. Haber compartido contigo un trecho de mi singladura es uno de mis mayores motivos de orgullo. Ojalá que te vaya muy pero que muy bonito.