Marchando una de rasgados de vestiduras por la ley de Memoria Demócratica. Quién nos lo iba a decir hace unos años, ABC usa como banderín de enganche en su primera a Felipe González, con su frase sobre el asunto convertida en titular principal: “No me suena bien”. Debajo, dos apostillas: “Felipe González muestra su desacuerdo con la Ley de Memoria Democrática pactada con Bildu. Los veteranos del partido denuncian el blanqueamiento del discurso etarra y la criminalización del PSOE”.

El complemento es un editorial (en este caso, el segundo) echando pestes del texto que próximamente irá al BOE: “Bildu y otros partidos independentistas y nacionalistas se salen con la suya abriendo en canal la propia Transición y haciendo llegar prácticamente hasta 1983 la dictadura de Franco, en lugar de enterrarla en 1975, que es cuando realmente tuvo su final”.

"El objetivo es justamente convertir a ETA en víctima y a los presos encerrados por asesinato en damnificados de la represión de la España constitucional"

Julián Quirós

Por si algún lector no lo había captado, el propio director del vetusto diario, Julián Quirós, pinta la ley en un par de brochazos: “Su objetivo es justamente convertir a ETA en víctima y a los presos encerrados por asesinato en damnificados de la represión de la España constitucional. El sanchismo compra el delirio homicida (Franco no sólo colocó a Don Juan Carlos sino también a Felipe González) y enmienda la Transición”.

El editorialista de La Razón enfila por los mismos derroteros: “La Ley de Memoria Democrática representa además un ataque más de la izquierda ya antisistema contra la convivencia y el interés general de los ciudadanos. Se apila como una más del catálogo de esos panfletos legislativos pseudomemorísticos contra la verdad, la justicia y la reparación, que se consagran en ellos como términos vacíos, y que se constituyen como instrumentos para el rencor, la división, la confrontación y la imposición de un pensamiento único a la mayoría”.

"La Segunda República nos precipitó a una sangrienta Guerra Civil y una persecución religiosa que ni Diocleciano llegó a igualar"

Jorge Fernández Díaz

También en el periódico azulón, entre el sarcasmo y el bochorno, el imputado de la Kitchen y protagonista de desvergonzadas grabaciones Jorge Fernández Díaz saca la cuchillería dialéctica para clamar contra lo que bautiza como “La Memoria Democrática de ETA”. Cómo decirles que para él, los buenos eran los sublevados: “Es propio de mentes enfermas de odio y sectarismo y con ganas de venganza, atreverse a elaborar una Ley de la «Memoria Democrática» para reabrir heridas, tumbas y trincheras, y calificar de demócratas a los integrantes del Frente Popular –anarquistas, sindicalistas, socialistas y comunistas–, autores de los mayores desmanes conocidos en nuestra historia, con una Segunda República que nos precipitó a una sangrienta Guerra Civil y una persecución religiosa que ni Diocleciano llegó a igualar”.

"La Memoria Democrática supone la implantación de una dictadura ideológica permanente"

Jaime I. Del Burgo

Si el exministro se atreve, cómo no iba a hacerlo alguien que lleva en la sangre la transmisión de las bondades de Franco y las maldades de los rojos. Les hablo de Jaime Ignacio del Burgo, que echa sus sapos y culebras en Vozpópuli: “La Memoria Democrática supone la implantación de una dictadura ideológica permanente. Todo cuanto se considere contrario a dicha Memoria podrá ser sancionado. De modo que es más que posible que denunciar que durante cien años el PSOE defendió no la democracia sino la Revolución Social mediante utilización de la violencia para imponer la dictadura del proletariado, hasta el punto de haber protagonizado en 1934 un cruento golpe de Estado armado contra la República, sea susceptible de sanción”.

En el mismo chiringo digital, José Alejandro Vara se pone hecho un basilisco: “Si el régimen del 78 tiene en su seno a ETA legislando contra los muertos que causó, dictando la Memoria a sus víctimas mientras pagan su gran chiringuito de la Memoria, urge acabar con este régimen antiespañol y antidemocrático. Un régimen que obliga a obedecer una Ley dictada por Bildu no puede ser un sistema democrático. El poder no reside en el pueblo cuando lo ejercen sus enemigos contra él. Un sistema en el que la legalidad la dicta la ETA no puede ser un sistema legítimo que deba mantenerse”.

“La «Ley de Memoria Democrática» es un producto típico del totalitarismo bolchevique"

Federico J. Losantos

Ya ven cómo de incendiado anda el ultramonte. Quizá les parezca imposible superar el octanaje de los entrecomillados que les he ido sirviendo, pero aquí viene Federico Jiménez Losantos a demostrar en su columna de El Mundo a demostrar que no hay límites: “La «Ley de Memoria Democrática» es un producto típico del totalitarismo bolchevique, modelo a su vez del nazi, que Trotski y otros ministros de Lenin invocaban con pancartas en 1918. Ahí está la foto del jefe del Ejército Rojo bajo la pancarta «¡Viva el terror rojo!». Y desde las violaciones masivas de «burguesas», que eran todas las mujeres que les apetecía violar, a la «guerra contra los acaparadores kulaks», que eran los campesinos que se negaban a entregar el grano de las semillas, porque sin sembrar no habría cosecha y morirían de hambre”.

Como guinda, este reventón que lleva la firma de Antonio R. Naranjo en el digital catolicón El Debate: “La memoria democrática de España la va a escribir Otegi, pero la va a firmar Sánchez, en la penúltima bellaquería de un presidente capaz ya de bailar sobre la tumba de sus propios compañeros para garantizarse un rato más en la Moncloa”.