Dos días después, las fotos de Yolanda Díaz en animada conversación con el jefe del Estado Vaticano siguen provocando sarpullidos en Diestralandia. "El diablo viste de Prada", se enfada y no respira Mayte Alcaraz en El Debate. El diablo, claro, es la vicepresidenta: "Pero es especialmente bochornoso que el diablo se nos convierta en Sor Ángela de la Cruz en nuestras mismas narices y nos haga comulgar con ruedas del PCE. Y esa es Yolanda Díaz. Por muy cerca que haya estado del cielo, aunque el diablo se vista de Prada o de seda, Yolanda la comunista, la que ofende a los católicos, se queda".

También en El Debate, chiringo digital (ojo a la dato) de la Asociación Católica de Propagandistas, Alfonso Ussía saca la artillería pesada contra la que califica como "Monaguillo de segunda". Aquí les va un entrecomillado: "[Yolanda Díaz] jamás ha condenado la quema de iglesias y conventos de sus antecesores comunistas, y menos aún ha mostrado tristeza o estupor por los miles de religiosos católicos, desde obispos a Hermanos de la caridad, sacerdotes, monjes, monjas de clausura y religiosas dedicadas a la Educación, torturados, asesinados -y en el caso de las monjas, previamente violadas-, durante la Segunda República y la Guerra Civil. Porque aquello, Yolanda Díaz, estuvo muy mal, aunque usted guarde una memoria histórica parcial, sesgada y arbitraria. Y como ahora es tan transversal y simpática, mi inocencia me hizo creer que su visita al Santo Padre se debía a sus deseos de reconocer la brutalidad de los crímenes del comunismo".

Por ahí va también el principal imputado de la Kitchen y todavía columnista diario en La Razón Jorge Fernández Díaz: "Sobre el futuro del planeta, del mundo y, sobre todo, de la humanidad, seguro que Francisco podría haberle enseñado algo interesante para sus aspiraciones como futura lideresa mundial. Si además de salvar el planeta, el encuentro ha servido para recordar y pedir perdón por los miles de mártires de la fe en España, el encuentro habrá sido sin duda «emocionante»".

En ABC, Ignacio Camacho habla de "Sintonía peronista", y aprovecha para atizar en el mismo viaje a los dos protagonistas del encuentro del sábado pasado: "En ese sentido la foto con el Papa es algo más que un gesto de sintonía con la corriente de cristianos progresistas: revela una potente intuición propagandística. Francisco -que le preguntó, ay, por Carmen Calvo y le envió recuerdos- es el Pontífice mejor visto por la izquierda desde que Pablo VI abrió las parroquias, al final del franquismo, a las organizaciones del movimiento obrero. Sus conceptos políticos se han moldeado bajo el peronismo y resulta evidente su afinidad con ese modelo que Díaz encarna con toques posmodernos".

También en el vetusto diario, aunque pasando de puntillas por la foto, José F. Peláez dedica una columna a Díaz cuyo mensaje, curiosamente, es que Díaz no merece una columna: "Yo solo encuentro paulocoelhismo de El Ferrol, un catálogo Prêt-à-porter de vergüenza ajena y las tonterías de siempre haciendo la conga, unidas por la cintura y la demagogia. Solo que sonríe y por eso te recuerda a aquella amiga de tu hermana que estudiaba Historia del Arte y te decía que el mejor pescado está en Madrid".

Lo del prêt-à-porter no es original. "Comunismo prêt-à-porter", titula un sabanón en El Mundo el exministro César Antonio Molina, que también es poeta, aunque esta vez tira de prosa parda: "Yolanda Díaz, la chica comunista que afirma no ser estalinista como si se pudiera ser nazi sin ser hitleriano, ya está en las páginas de las revistas del corazón y de la moda. Ha logrado su gran meta. En la URSS solo podría haber salido en Pravda y en Cuba en Granma. ¿Es ésta la nueva imagen imprescindible para «el progreso de la sociedad» que nos puede ofrecer? ¿No son las mujeres que aparecen en estas publicaciones meros objetos capitalistas? Yolanda Díaz, la chica de los astilleros de la Bazán, reserva espiritual del obrerismo más combatiente, ya está en la lista de las mujeres más influyentes de nuestro país codeándose, por ejemplo, con la hija de Amancio Ortega".

En la página de al lado, Ricardo F. Colmenero hace dedo también con Díaz: "Con la que hay liada en España, a Yolanda Díaz bien podría haberle pasado como a Rocky, cuando fue a pedirle la bendición al cura antes de su primer combate contra Apolo Creed, y éste, que ya estaba delante de la tele, casi lo echa por retrasarle el combate. Ningún político que va a hacerse una foto con el Papa se libra de la capitalidad de los pecados de soberbia y pereza". Pueden ir en paz.