Seamos conscientes, en Bilbao, el gris de la ciudad se ve roto por la vibrante explosión de verde que se extiende por sus alrededores, transformando el concepto de ocio urbano Es soprendente ver cómo Bilbao, la ciudad que alguna vez fue símbolo de industria, ha logrado abrazar la naturaleza. Bilbao no es solo la ciudad de la Ría, el Guggenheim o el Athletic. Es un lugar donde la urbe y el entorno natural se fusionan en una danza perfecta, en la que las montañas y los parques juegan un papel crucial en el día a día de sus habitantes. La evolución de la ciudad hacia un modelo más verde, sostenible y lleno de actividades de ocio al aire libre ha sido espectacular. Y si uno quiere percatarse de ello, basta con dejarse llevar por los diferentes parques.

Se intenta llenar la cartera de futuro en los espacios, naturales donde el disfrute de los paseos no solo es un refugio de tranquilidad, sino también un espacio donde los bilbainos se entregan a su ocio más relajado, ya sea tomando el sol en una banca o haciendo ejercicio. Es ahí donde uno puede ver, en un instante, a grupos de amigos practicando yoga, corredores al ritmo de sus zapatillas y familias paseando con sus hijos, mientras las palomas se posan sobre el césped.

Sin embargo, Bilbao es mucho más que sus parques dentro del casco urbano. La zona metropolitana de Bilbao está plagada de montañas y colinas que invitan a una desconexión total con el ruido de la ciudad. El monte Artxanda, por ejemplo, se erige como un emblema que ofrece una vista privilegiada de la ciudad. El funicular que sube hasta la cima se ha convertido en un símbolo de cómo la ciudad ha sabido conectar la modernidad con la naturaleza. Desde su cima, se puede observar cómo Bilbao se extiende a lo largo de la ría, flanqueada por montañas que, en su verde eterno, hacen que el paisaje urbano. Bilbao en verde es el futuro que se avecina.