Ese es el reto: sostenerse mientras te mueves, aplicar a tus desplazamientos el retode la movilidad sostenible. Estamos a un paso de celebrar la semana de la movilidad, antónimo del sedentarismo y sinónimo de darle gas a la vida para que no se paren los motores: humanos, eléctricos, combustibles, los que sean.

Quienes trabajan por el progreso de la Humanidad aseguran que la movilidad sostenible engloba un conjunto de procesos y acciones orientados a conseguir el uso racional de los medios de transporte tanto particulares como públicos. El objetivo último es cubrir las necesidades de transporte con el mínimo impacto ambiental.

Las políticas de movilidad sostenible llevadas a cabo por las administraciones públicas se centran en reducir la congestión de las vías e impulsar el uso de vehículos de propulsión alternativa. En un comienzo estas políticas iban enfocadas a las zonas urbanas, pero poco a poco se va ampliando a los trayectos interurbanos y de media y larga distancia.No hay quien pare la investigación en este campo, dicho sea sin segundas..

Hablan de los cinco desafíos que aparecen en nuestro horizonte: configurar un modelo de transporte más eficiente para mejorar la competitividad del sistema productivo; mejorar la integración social de los ciudadanos aportando una accesibilidad más universal; aumentar la calidad de vida de los ciudadanos; no comprometer las condiciones de salud de los ciudadanos y

aportar más seguridad en los desplazamientos. He ahí un repóquer de objetivos que no es fácil de ligar en la mesa de juego de la vida, es bien sabido. Pero el ser humao está condenado a intentarlo una y otra vez siempre que su idea general sea una convivencia sólida y amena con los prójimos. Sostener una idea general mientras uno se mueve, ese es el mandato para la buena vida del siglo XXI.