A pandemia de covid-19 parece haber entrado -con todas las reservas- en una lenta ralentización de la vertiginosa curva ascendente experimentada en las últimas semanas en el número de contagios y demás indicadores de su incidencia en Euskadi, lo que apuntaría a que podría estar adentrándose en la característica meseta del pico de la quinta ola. La situación, sin embargo, sigue siendo grave, sin paliativos. La CAV acumula ya diez jornadas consecutivas superando, de largo, el millar de nuevos contagiados, con una tasa que rebasa el 14%. Lo más preocupante es que el altísimo número de infectados -que está obligando a más de 55.000 vascos a estar confinados en sus casas- está teniendo su reflejo en una cada vez mayor presión en los hospitales, tanto en ingresos en planta como en UCI, donde ayer había ya 55 pacientes críticos. Es patente, sin embargo, que esta incidencia hospitalaria es muy inferior a la registrada en anteriores olas, fundamentalmente debido al alto ritmo en el proceso de vacunación, que -elemento crucial- también ha logrado doblegar la curva de mortalidad por covid-19, lo que indica la eficacia y necesidad de la inmunización. De hecho, los expertos inmunólogos consideran que las personas vacunadas, salvo casos muy excepcionales, "no están ingresando en los hospitales". El éxito de este proceso es compartido entre la ciudadanía y las administraciones. En Euskadi, prácticamente 1.300.000 personas están ya vacunadas con la pauta completa. En el conjunto del Estado, se ha logrado el hito de los 25 millones de inmunizados, con tasas de las más altas de Europa. Sin embargo, y pese a este esfuerzo, se está lejos aún de la inmunidad de grupo que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, fechó, imprudentemente, para el 18 de agosto. La variante delta del SARS-CoV-2 -que ya es la dominante en Europa, según la OMS y el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC)- ha demostrado que los vaticinios no sirven con este virus y los expertos creen que esa inmunidad de rebaño solo se alcanzará con la vacunación del 85-90% de la población, es decir, aproximadamente en noviembre. Con ser importante, no se debe apostar todo a la vacuna. De ahí la necesidad de, mientras llega la inmunidad social, mantener las pautas y medidas de prevención evitando en lo posible los contactos y las aglomeraciones.