USKADI celebra hoy, de nuevo, un Aberri Eguna atípico, marcado por circunstancias extraordinarias que formarán parte de la historia de nuestro país. Con la resaca de la final de Copa que constituyó ayer una gran fiesta de hermandad, rivalidad e identidad propia del fútbol vasco, la ciudadanía vive hoy la segunda conmemoración de Aberri Eguna bajo la realidad social y sanitaria que impone la pandemia de covid-19. Un escenario que si bien sigue reflejando una situación muy dura y preocupante ante el repunte de casos que se viene registrando tanto en la CAV como en Nafarroa en los últimos días, no es el de hace un año en el que se sufrió un confinamiento estricto y nos invadía a todos el miedo al desconocido y coronavirus. Hoy, hay motivos para la esperanza y para mirar al futuro con cierto optimismo aun con la debida prudencia y responsabilidad propias del momento. La esperada llegada de más dosis de vacunas ha provocado un extraordinario acelerón en el ritmo de inmunización que hace que las perspectivas de cara a las próximas semanas y meses sea halagüeña, sin parangón con lo sucedido hasta ahora. Si algo ha demostrado a las claras Euskadi, sus instituciones y su ciudadanía, durante estos últimos meses es su capacidad y determinación para hacer frente a la adversidad, cuidarse y para tomar decisiones -algunas muy duras- con pleno rigor, responsabilidad de la situación y garantías. Sin embargo, la situación política en el Estado -marcada por la confrontación, la inestabilidad y la ausencia de perspectiva- y su constante impulso recentralizador han lastrado la toma de decisiones propias y, con ello, han restado instrumentos y recursos imprescindibles para afrontar la pandemia. De ahí la necesidad de, en este nuevo Aberri Eguna, reivindicar el derecho del pueblo vasco a su soberanía mediante la institucionalización del derecho a decidir que dote a Euskadi de un nuevo estatus político con plena capacidad de autogobierno y mecanismos y recursos propios para gestionar la realidad de una sociedad avanzada como la vasca y cimentar el futuro de recuperación total mirando a Europa. Este Aberri Eguna es, por ello, el del esperanzador avance en el histórico camino de la construcción nacional hacia una mayor soberanía que proporcione más y mejor bienestar al conjunto de la ciudadanía.