A convocatoria de una jornada de huelga en Osakidetza (29 de octubre en Araba, 5 de noviembre en Gipuzkoa y 12 del mismo mes en Bizkaia) con el fundamento genérico de exigir al Departamento de Salud la adopción de medidas que palíen la "grave" situación y los "problemas estructurales" que aquejan al servicio vasco de salud plantea la exigencia de un ápice de la responsabilidad social que se les supone a los sindicatos convocantes (ELA, SATSE, SME, LAB, CCOO, UGT, ESK, SAE y UTESE). La situación de Osakidetza que pretenden denunciar, posiblemente mejorable como se demuestra en la ampliación de plantilla (935 plazas de nueva creación) aprobada este año y en el compromiso del Departamento de Salud de ofertar 4.000 nuevas plazas durante esta legislatura, no puede analizarse únicamente desde la traslación a la situación general del servicio de las carencias parciales o puntuales que este podría presentar y cuya superación, como en toda estructura del tamaño y el presupuesto (3.941 millones) del Departamento de Salud, exige un proceso controlado, especialmente si más de dos tercios de dicha inversión sanitaria se dedican al capítulo de personal ya que emplea a veintiocho mil personas. Tampoco desde la ignorancia de la realidad y la capacidad del gasto sanitario por persona en Euskadi, que si bien en términos absolutos sigue lejos del de las principales potencias europeas (4.099€ en Alemania, 3.381€ en Francia, 1.902€ en Italia) es el más alto (1.801€) del Estado y supone un 33% del presupuesto (19,88% en Alemania; 15,47% en Francia; 13,42% en Italia). Pero incluso si la situación se analizara desde una visión profundamente crítica, más incluso que la que presentan los problemas que esgrimen los sindicatos en el diálogo, más bien pulso, que mantienen con el Departamento, difícilmente llegaría a justificar la utilización del derecho a la huelga en el servicio de salud cuando todas las energías y esfuerzos, personales y económicos, que la sociedad vasca ha reconocido y reconoce a Osakidetza deben dedicarse al control y superación de la pandemia. No es mal ejemplo el del sindicato Metges de Catalunya, que ha decidido posponer la huelga que realiza en el Institut Català de la Salut, posiblemente con más carencias que Osakidetza, "anteponiendo la salud de la población a la legítima y justa defensa de la mejora de las condiciones laborales y salariales del personal médico".