LO anunciaron en las redes como Nochevieja Patriótica y desarrollaron la cita; “Piñata anti PSOE en Ferraz, contra viento y marea: ¡Sánchez a prisión!”. Un planazo para los centenares de garrulos convocados por una tal organización Revuelta, que viene a ser el Frente de Juventudes de Vox. Cambiaron el escenario de la Puerta del Sol por el de Ferraz, atragantarse con las uvas al cansino ritmo de las campanadas de toda la vida, comparado con el subidón de tragárselas con un garrote en la mano sacudiéndole al muñeco-piñata de Pedro Sánchez. No hay color. “Lo hemos molido a palos”, lo celebrarían quizá más ufanos y más borrachos que los mediopensionistas, los rojos y los de la derechita cobarde que le daban al matasuegras en la Puerta del Sol. Apaleando al muñeco con ganas, con muchas ganas, como si no hubiera un mañana, tomaron las uvas heroicas sin más sobresaltos que una discreta presencia policial.

No hubo más palos que los que le dieron al muñeco, o sea, al presidente del Gobierno en efigie, por lo que ninguno de los participantes tuvo que lamentarse como aquel cateto presente en los primeros escraches ante la sede del PSOE: “Nos tiran gases por puto defender España”. Apostaría que esta lumbrera estuvo ahí, zurrando encabronado la badana “por puto matar a Sánchez”. En realidad, los que tragaron en Ferraz las uvas de la ira no han hecho otra cosa que tomarse en serio las instrucciones de su jefe. “Habrá un momento en que el pueblo querrá colgar de los pies a Pedro Sánchez”, había sentenciado Santiago Abascal en el fervor de la toma de posesión de su colega el ultraderechista presidente de Argentina. Toma, Caudillo, Abascal ahí lo tienes al pie de la letra y como ensayo, porque todavía no están maduras. Apostaría también que más de un integrante de la piñata estaría deseando que el muñeco fuera el presidente en carne y hueso. Es lo que tiene esta forma de hacer política desde y para la confrontación, desde la exageración, el insulto y la mentira, desde el odio que inunda de mierda las redes sociales, desde el resentimiento por haber perdido el poder. En este ambiente político irrespirable parece que es normal hostigar al adversario en su propia sede, enarbolar símbolos fascistas y ciscarse en las más elementales normas de la convivencia democrática. Los energúmenos que participaron en la astracanada violenta de Nochevieja en Ferraz y otros de su misma ideología que quizá ni se enteraron, están cargados del odio y la ira que empapan el ambiente político, ambiente propiciado por una derecha extrema y una extrema derecha política y mediática que las redes sociales se encargan de amplificar.

Disimulado en juerga y regocijo, a ese tipo de convocatorias acuden dispuestos a todo ultras fanáticos, neofascistas, provocadores, chulos, golpistas virtuales y cuneteros en potencia. Difícilmente saldremos de este ambiente político asfixiante si ante la piñata de Nochevieja, esa salvajada entre injuriosa y etílica, el primer partido de la oposición y sus apéndices mediáticos se limitan a decir que no les parece bien “pero…” O sea, que Pedro Sánchez se lo ha buscado. Mal empezamos el año.