España asume la Presidencia en el segundo semestre de 2023, del 1 de julio al 31 de diciembre, en un periodo de grandes retos para los Estados miembros y la Unión Europea en su conjunto. La Presidencia española ha establecido cuatro prioridades para su semestre. Reindustrializar la UE y garantizar su autonomía estratégica abierta; avanzar en la transición ecológica y la adaptación medioambiental; impulsar una mayor justicia social y económica y reforzar la unidad europea. La realidad es que a base de enormes crisis –Brexit, pandemia, guerra de Ucrania– la Unión está más unida que nunca, pero también es cierto que los cambios que se están produciendo en el mundo, entre ellos, del orden internacional, el de los límites entre la tecnología y lo humano, la forma de concebir la democracia, el rol del sector público, los Estados-nación y los principios que guían la actividad económica y su relación con el medio ambiente ante la emergencia climática, siguen forzando a las instituciones europeas a continuas reformas de enorme calado.
Reindustralizar Europa
En esta década, la UE podría convertirse en un referente de producción de energía renovable, de electrolizadores, de servicios de conectividad digital, de robótica avanzada, de biofertilizantes, y de productos farmacéuticos de última generación. Pero para lograrlo se debe trabajar en dos frentes: promover aquellos expedientes que permitan fomentar el desarrollo de industrias y de tecnologías estratégicas en Europa, impulsando la innovación, la política industrial y la mayor integración del mercado único, y también aquellos otros expedientes que posibiliten ampliar y diversificar las relaciones comerciales con terceros y reforzar las cadenas de suministro europeas. Todo ello para alcanzar una auténtica soberanía estratégica en un mundo antagónico entre EE.UU. y China. En esa línea, la presidencia española concede una importancia estratégica a las relaciones con América Latina y en ellas la próxima cumbre CELAC-UE del 17 y 18 de julio será trascendental.
Transición ecológica
Para los europeos, frenar el cambio climático y la degradación medioambiental no es solo una obligación legal y moral. Es una oportunidad inmensa. Si la ejecutamos bien, la transición ecológica nos permitirá reducir drásticamente nuestras dependencias en energía y materias primas, abaratará sustancialmente nuestra factura eléctrica, hará más competitivas a nuestras empresas, y creará cerca de un millón de empleos, solo en esta década. La Presidencia española quiere implicarse especialmente en este pilar estratégico de la UE impulsando una reforma del mercado eléctrico que acelere el despliegue de las energías renovables, reduzca los precios de la electricidad y mejore la estabilidad del sistema. También se pretende agilizar la tramitación de los expedientes legislativos pendientes del Fit for 55, como el paquete de Gas e Hidrógeno, y los reglamentos de eficiencia energética. Así como promover medidas para la reducción de residuos y microplásticos, el diseño de productos sostenibles y la generación de combustibles ecológicos.
Justicia social y económica
En el futuro, no bastará con que el PIB europeo crezca. Habrá que lograr que la riqueza generada llegue a toda la ciudadanía y sirva para mejorar sus oportunidades y condiciones de vida. Necesitamos una economía más competitiva, pero también más justa y solidaria. En esta línea, la Presidencia española abogará por el establecimiento de unos estándares mínimos y comunes de tributación empresarial en todos los Estados Miembros y combatirá la evasión fiscal de las grandes multinacionales, que cada año cuesta a la UE 1,5 puntos de PIB, es decir, lo mismo que gasta en vivienda y protección medioambiental. Asimismo, trabajará para una adecuada revisión del Marco Financiero Plurianual 2021-2027, y para una reforma de las reglas fiscales que permita superar la austeridad, aumentar la transparencia, y combinar la sostenibilidad de las finanzas públicas con la correcta financiación de las transiciones verde y digital. La quinta presidencia española de la UE que casi marca el final de la legislatura europea, viene repleta de decisiones trascendentes que van a requerir de empuje y habilidad política para concretarse. Por último, impulsaremos la ampliación de los derechos de los trabajadores y de colectivos vulnerables como los niños, las mujeres que sufren violencia de género, y de las personas discapacitadas. l