Loreak HandiaLa trinchera infinita

Es difícil entender cómo Ferrero Rocher ha transitado de Isabel Preysler a Jesús Vázquez, del glamour a lo vulgar para sostener sin que se caiga la pirámide de sus bombones dorados. ¿Tan mal está el mercado de famosos? Tiene sentido que el streamer vasco Ibai Llanos sea soporte de los potentes anuncios de Movistar, porque se deja ver y escuchar con agrado, al contrario que el nada neutral Josep Pedrerol pregonando las clínicas capilares de Cristiano Ronaldo. También es raro encontrar a una pareja -Nuria Roca y su marido, el escritor Juan del Val- apostar por el estilo Cortefiel como marca para una mayoría. ¿Y Amazon? Su logo es entrega y sonrisa.

Faltan por llegar otros grandes, como El Corte Inglés con sus elfos y Cocacola con su hechizo global. Champanes y turrones son ahora más discretos. Y así todas las cadenas rebasarán los límites horarios de los anuncios y la CNMC, inútil organismo regulador, perdonará sus multas. ¿Qué es publicidad, en esencia? Darse a conocer y hacerse querer, pero esta dualidad ocurre en contadas ocasiones.