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Tan mal están las cosas en Mediaset, con su pírrico liderazgo, que han reconvertido a Iker Jiménez, peregrino de Cuatro a Telecinco y de piloto de La nave del misterio a conductor de un espacio sobre el covid-19. A esto se le llama perder la identidad por un plato de lentejas. No se puede transitar de los ovnis y los secretos de Fátima a la ciencia, de lo paranormal a la realidad. No ha empezado mal en seguimiento del público; pero el precio que pagará el gasteiztarra por este cambio de alma será demasiado alto. Menudo fracaso, amigo.

Vasile se encomendó a la Pantoja con Idol Kids, concurso de talentos infantiles que no pasa del nivel de función de fin de curso de primaria. Y también ha perdido en su franja con Antena 3.

Dicen que el sabor de la derrota tiene su poética y su belleza. Vean a Ayuso, la presidenta de Madrid, mostrando el patetismo del hundimiento en todo su esplendor. Su antecesora, Cifuentes, es ahora profesional de las tertulias, lo que agranda su tragedia. Qué fracaso, amigas.