NO es habitual, como no lo es en el Athletic, que ETB fiche a gente que no sea de la cantera. De hecho, exporta profesionales: Anne Igartiburu, Carlos Sobera, Jorge Fernández, Emma García, Ana Blanco, Ramón García, Adela González y Patricia Gaztañaga, entre otros, se forjaron aquí antes de dar el salto a cadenas estatales. La excepción es Andrea Ropero, que viene de La Sexta, donde ha acompañado durante años a su marido, Iñaki López, otro canterano, en La Sexta noche, para mudarse, a partir de septiembre, a El Intermedio de Wyoming.

Andrea ha puesto su marca a El sabor del crimen, una de las ideas más completas y originales que recordamos. Es una rica ensalada histórica, literaria y gastronómica, con el ingrediente principal del relato negro. El novelista y chef Xabier Gutiérrez fusiona la cocina y la narrativa con parada en bodegas, restaurantes, perfumerías, iglesias, cuevas y palacios, un universo vasco ágilmente retratado. Si los dos primeros capítulos, con Dani Álvarez, tuvieron como protagonistas a Eva G. Sáenz de Urturi, autora de la trilogía de La ciudad blanca, y Toti Martínez de Lezea, con más de 50 libros en euskera y castellano, el cuarto recayó en Imanol Uribe y su película La muerte de Mikel, con Lekeitio y el conflicto político como telón de fondo. Nada de nostalgia, sino una excusa para remirar los valores del país. Ya saben: no somos lo que fuimos, somos lo que seremos.

Supongo que la contratación de Andrea habrá disgustado a las reporteras de la casa que esperan su oportunidad. Es doloroso chupar banquillo. Begoña Zubieta, experta en cultura, podría haber sido su gran presentadora; pero Andrea no es culpable del mal uso de los recursos humanos de nuestra radiotelevisión pública, un clásico. Menos mal que, salvada la amenaza antivasca, en Navarra se podrá seguir viendo libremente ETB.