BTENER resultados de todos los colores es una mera cuestión de probabilidad: las opciones aumentan a medida que se van sucediendo los partidos. En el caso del Levante, el asunto era que desde el comienzo de liga solo perdía o empataba. De modo que siguiendo la lógica matemática cada vez se hallaba más cerca de celebrar un triunfo, el primero de su cuenta. Ayer le llegó al Athletic el turno de esquivar el papelón, que lo era después de que previamente trece equipos lo hubiesen hecho, y lo logró. Poco más de positivo cabe extraer de la actuación ofrecida por los muchachos de Marcelino, aunque conviene matizar la valoración a fin de no incurrir en un análisis desajustado.

En una noche pasada por agua, las tablas reflejaron bastante fielmente los méritos de los contendientes, lo cual no deja en buen lugar al Athletic. Hay que considerar que visitaba a un rival muy tenso e inseguro, como no podía ser de otra manera dada su condición de colista, pero que exhibió argumentos suficientes para optar a los tres puntos. Con varias fases de buen juego, el Levante inquietó, de hecho exigió la máxima atención de la zaga capitaneada por Iñigo, así como de Simón, que sacó una gran mano a un cuarto de hora de la conclusión. Combatió el miedo con atrevimiento para irse arriba y así, de paso, evitó mayores complicaciones en la retaguardia, su línea más floja.

Cierto que el Athletic equilibró la estadística en el plano ofensivo: ocasiones nítidas, posesión, número de llegadas, córners, en definitiva por ahí tampoco se debería cuestionar la justicia del desenlace. Sin embargo, no pudo equiparase al Levante en actitud. Es decir, el empeño que el cuadro rojiblanco invirtió en la búsqueda de la victoria no estuvo a la altura de las circunstancias. Sería porque no le alcanzó o por el respeto que con su disposición se ganó el Levante, o por ambas razones, pero no asomó el bloque convencido, ambicioso y valiente. Y era precisamente lo que la cita reclamaba. Ya no por venir de tropezar con estrépito en San Mamés, sino porque se supone que sus aspiraciones pasan por gobernar y resolver encuentros de esta entidad.

Son impresiones que responden a una realidad. La prueba del nueve sería el criterio empleado por Marcelino en el segundo acto. Sacó del terreno a los cuatro elementos más adelantados. Berenguer, Raúl García, Muniain e Iñaki Williams se perdieron la media hora final, igual que la hora anterior. Su incomparecencia, acaso con la salvedad de Raúl García por su batallar, resultó manifiesta. Cero patatero, nulo peso específico y el entrenador que no aguanta más y mete a los chavales. Bueno, está por ver cuál es la consecuencia de una medida puntual que desde luego no pasó desapercibida; veremos si en adelante sirve para marcar tendencia o al menos para generar algo de agitación en unos puestos donde se necesita. Es mucho tiempo lamentando la impericia de cara al gol o las limitaciones en la creación del juego sin que se apliquen medidas correctoras que, se quiera o no, pasan por promocionar alternativas. De forma gradual, suele apuntarse, y no se discute, pero debe hacerse y se diría que retrasar este proceso no se sostiene en vista de que los déficits reseñados persisten año tras año.

En ese último tramo, el choque estuvo fuera de control, cualquier desenlace fue posible, pero el Athletic protagonizó todas las aproximaciones de peligro excepto la que permitió el lucimiento de Simón. Y a ratos, hasta que el césped se convirtió en una piscina y la bola no rodaba, se asistió a turnos de combinaciones a cargo de los recién ingresados, los medios hallaron receptores para dar salida y Lekue se apuntó a colaborar también, además de atar en corto al escurridizo Morales.

Si Nico Williams no accede a la titularidad en las próximas jornadas, se entenderá mal. Tres cuartos de lo mismo sucederá si Sancet o Zarraga no ganan en presencia. El reto de intentar en serio elevar el potencial de este equipo en elaboración y llegada se antoja inaplazable o la colección de empates amenaza con arruinar el deseo de instalarse en la zona noble de la clasificación. Como ha ocurrido en campañas precedentes.