Alemania comienza esta semana su presidencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con una ambiciosa agenda llena de buenos propósitos. Como bien saben ustedes el Consejo de Seguridad es lo más cercano que hay en la ONU a un ejecutivo capaz de tomar decisiones imperativas, que pueden llegar a implicar incluso el uso de la fuerza. Es el órgano encargado de “la paz y la seguridad internacionales” cuyas decisiones todos los países “convienen en aceptar y cumplir”.

El Consejo está formado por cinco miembros permanentes (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia) y otros diez países elegidos por mandatos de dos años. La presidencia rota entre todos los miembros por orden alfabético y tiene una duración de un mes. El azar alfabético ha querido que Francia y Alemania (Germany en inglés) tengan presidencias seguidas. En un afán de visibilizar la coordinación europea en acción exterior las presidencias consecutivas se han querido coordinar e incluso compartir en lo que han dado en llamar una “dual presidency” de dos meses.

En su intervención de apertura este lunes, el ministro alemán de Asuntos Exteriores, Heiko Maas, ha establecido las prioridades de su breve mandato: la prevención de los conflictos, la protección de los trabajadores humanitarios, el control de armas y la protección de la mujer en los conflictos armados.

“La más importante y noble tarea del Consejo de Seguridad es proteger las vidas humanas” dijo el ministro Maas “todo pequeño avance concreto que hagamos aquí tendrá un efecto directo sobre la situación de las personas que viven en zonas de conflicto (y) ayudará a los trabajadores de las misiones humanitarias”. El ministro no olvidó llamar la atención sobre la situación de la mujer en los conflictos: “Trabajaremos por mejorar la protección de las mujeres en los conflictos armados y por fortalecer su papel en los procesos de resolución”.

Pero ha habido esta primera semana de presidencia alemana un acto novedoso cargado de simbolismo: se han retirado las pesadas y oscuras cortinas que cubrían las enormes cristaleras, con espectaculares vistas sobre el río Hudson, de casi siete metros de alto situadas a ambos lados del mural central que preside la sala y en el que el artista noruego Per Lasson Krohg pintó a principios de los 50 un ave Fénix resurgiendo de sus cenizas (en referencia al mundo tras la Segunda Guerra Mundial). Durante años las cortinas corridas han dado a la sala del Consejo de Seguridad un aspecto un tanto sombrío como de búnker.

Esa cortinas fueron colocadas después de que en 1964 el Ché Guevara sufriera un atentado ejecutado por opositores anticastristas mientras participaba en la sesión del Consejo de Seguridad. Desde la otro orilla del río dispararon un bazoka cuyo proyectil se quedó a medio camino, hundido en las aguas del Hudson.

La decisión alemana de retirar ahora los cortinones no se produce por razones de aprovechamiento de la luz natural o ahorro energético, sino como símbolo de la transparencia que debe regir los trabajos en la sala. Confío en que la recuperada luz natural de esta primavera dé más alegría, más vida y más salud a los debates? y, sobre todo, a las personas cuya vida o muerte, cuyo sufrimiento o esperanza, cuya libertad o yugo, cuya salud o miseria, depende de sus decisiones.