EFECTIVAMENTE, Gaizka Garitano no tiene una flor en el culo, según quiso enfatizar el pasado viernes Rafa Alkorta al parecer inspirado por la viñeta con la que Asier ilustró la victoria del Athletic ante el Levante dos días atrás. Hombre, Rafa, si en el último minuto pitan a favor un penalti, digamos..., en fin, y se gana de aquella manera tiene su enjundia dibujar el inesperado triunfo imaginando al técnico deriotarra más contento que unas pascuas y con un magnífico floripondio prosperando entre sus posaderas. En realidad, lo que Asier reflejó fue una metáfora de la vida: la primavera eclosiona bulliciosa en el campo, pero también en el Athletic, definitivamente alejado del atroz invierno que invocó Berizzo, dejando al equipo tiritando de frío y de puro miedo. Ahora, en cambio, el sol brilla luminoso y Europa se insinúa voluptuosa verbigracia Gaizka Garitano, luego se merece una ofrenda floral. Y también la renovación de su contrato, aunque tampoco hubiera pasado nada si la firma se posterga hasta final de temporada.

Por si acaso.

Con todo, no le falta razón a Rafa Alkorta: Garitano no tiene una flor en el culo. De tenerla, el Getafe no hubiera anotado su gol en uno de los dos lanzamientos que realizó contra la portería de Iago Herrerín. Tampoco se hubiera lesionado Ibai Gómez al cuarto de hora y en el único remate del Athletic en todo el partido (¡pásmense: un solo tiro a puerta en noventa y tantos minutos, y enfrente estaba el Getafe!) Córdoba habría colado el balón por la mismísima escuadra en vez de arrojarlo a las manos del portero.

Es cierto que los resultados de los rivales también ayudan, pues el Alavés pinchó en Mendizorrotza frente al Leganés, al Valencia le fulminó el Rayo Vallecano y la Real Sociedad se pegó un buen castañazo en Vigo. Pero por la misma el Betis ganó al Villarreal, el Sevilla al Valladolid y el Getafe a quien ustedes bien saben. Son tantos los que están en condiciones de subirse a la parra europea que cualquier revés puede costar caro cuando se acerca el momento de la verdad.

Alkorta, ya lo saben, en el ceremonial montado a propósito de la renovación descartó la flor como casuística y ponderó la otra razón: “es un buen entrenador”, destacó el director deportivo del club rojiblanco. Yo entiendo a Rafa, su papel y las circunstancias pero, hay que admitirlo, Garitano no estaba entrenando al Bayern de Múnich, sino a un equipo de Segunda B. Se encontraba en el paro cuando le llamó Urrutia para dirigir al filial y también quien le colocó al frente del cotarro tras el disgusto de Berizzo. Antes, es cierto que Garitano subió al Eibar a Primera en 2014, pero al año siguiente descendió deportivamente, aunque logró mantenerse en la máxima categoría por la expulsión del Elche. Sus siguientes experiencias, en el Valladolid y con el Deportivo, fueron un fracaso.

Sin embargo de todo se aprende, Gaizka es joven y aunque Alkorta conoce el oficio, conviene refugiarse en la prudencia. Sin embargo el Athletic venía de ganar al Atlético de Madrid, Girona y Levante, tres victorias consecutivas que irremediablemente lanzaban al Athletic rumbo a Europa. Y en plena euforia, la depresión. Un partido de horror, buscando Garitano ser más áspero que el áspero Getafe. Cambiando en mitad de la batalla a Iñaki Williams, su goleador, por el evanescente Kenan Kodro. Renunciando a la creación en aras de mimetizarse con su rival. Recurriendo a Aritz Aduriz a modo de talismán porque no quedaba otra. Su colega Bordalás le ganó por la mano, puso antes a tres delanteros y Ángel construyó una oda a la racanería.

Quedan siete partidos para conocer el desenlace y el próximo contrincante será el Rayo, penúltimo, tan desesperado como esperanzado. Jugará en San Mamés, otra vez a las 14.00 horas, según el diabólico plan urdido por Javier Tebas, meapilas confeso, admirador declarado de Vox y al mismo tiempo personaje execrable, pues el Domingo de Ramos no se puede poner un partido a las 14 horas y vomitar sobre tan rancias tradiciones. ¿Qué hacemos? ¿Vamos a la procesión del Borriquito? ¿Y la palmera? ¿Nos dejarán los seguratas entrar con ella en San Mamés, pues por algo es La Catedral? ¿Y cuándo comemos? ¿A las 13 horas y faltamos a la Procesión del Borriquito? ¿A las 17.00 entonces? ¡Ah! ¿Que llevemos un bocata? ¿Y a la familia, que le den morcilla? ¿Boicoteamos el partido en señal de protesta? ¡Señor...!