aunque llevamos casi un mes con todos los pre-candidatos asaltando con sus mensajes de captación de voto nuestra intimidad, nuestras calles y sobre todo los medios de comunicación, no pueden aún verbalizar su pandemonio preferido “vota a ?.” porque sería ilegal ya que no estamos en campaña; puritita hipocresía mediática que tendrá su colofón en el llamado día de reflexión, sábado donde tampoco lo podrán pedir aunque todos los medios se harán eco expreso de sus mensajes. Dislate hipócrita o quizá desfase total con la actual realidad de la comunicación instantánea. Así que a muchos/as nos “importa un bledo” lo que oferten, aunque no sé qué pasará cuando tanto bledo quenopodiáceo se rebele y reclame derechos por su ninguneo.

Me veo apurada por los efectos negativos de un cambio de hora en la persona mayor a mi cargo que tardará varios días en adaptarse a su nuevo circadiano, y pienso en las muchas personas de edad que no tienen quién se encargue de ellas y malviven con pensiones de miseria, hambre de olla vacía y frío de meseta esteparia. Me importa que mis cercanos tengan trabajo, Escuela y Sanidad de calidad. Empatizo con los manifestantes de las zonas rurales que reclaman poder habitar en la España vacía porque se la han vaciado; y con los trabajadores como los de la Naval que sufren las decisiones de despachos lejanos. Me gustaría que el apagón del sábado no fuera de una hora sino algo más extenso y planificado para evitar sangrías innecesarias a nuestra casa-Tierra. No me gusta que cuando pido una ayuda oficial los inmigrantes tengan más derechos que yo, pero tampoco menos. Y si me acongoja en algo el parloteo del Brexit es por lo que puede repercutir en el tránsito libre de personas y en la incidencia en mi bolsa de la compra. Claro que me preocupa la seguridad, pero no para poner vallas ni una pistola al cinto de cada ciudadano, sino en una policía que me defienda como ciudadana. La lista de mis preocupaciones personales es tan larga como la de cualquier otra ciudadana/o, por lo que podrían citarse perfectamente en tercera persona.

Pero quienes han decidido que gobernar es ceñirse a hablar solo de SU España y de SU orden público, de su toreo, de su caza y de sus rentas, se han dado cuenta de que para obtener el poder necesitan maquillarse como interesados en esos problemas que cito arriba y se han lanzado cual posesos a fichar candidatos alternativos, caras mediáticas con mucha cuota de pantalla: toreros, militares de rango, empresarios ultra-liberales, víctimas del terrorismo (de este, no del otro), tránsfugas bragados, jueces con ambiciones? dando la impresión, al menos a mí me lo parece, de que ni ellos mismos confían en la antaño honorable-honrosa profesión de político, bien porque son conscientes de que los ciudadanos ya no les creemos, bien porque su hipocresía ha quedado desenmascarada bien por ambas razones a la vez. Me pregunto qué podrán aportar estos amateurs a la solución de los problemas cotidianos si su única función al ser fichados era poner la cara en la foto.