UIENES están acostumbrados al esquí desconfían de ella como si fuese una Mata Hari traicionera. Les hablo de la nieve primavera que aparece de vez en cuando en las estaciones cuando los días ya son más largos y el sol comienza a imponer su justicia. Eso provoca que la nieve se esponje y deslizarse sobre ella requiera una exigencia física mayor. Va ensopándose a medida que avanza el día y frena a quien esquía, bloqueándole en los lugares donde ha quedado barrida por el paso de los esquiadores, motivo de su mayor peligrosidad. Es pasto de lesiones.

La nieve que cae en primavera en la ciudad es otro cantar. De salida es una sorpresa para la gente que no acostumbra a verla cerca de su portal a pie de casa. Ayer estaba anunciado un frente frío, como si el general invierno hiciese algunos escarceos en primavera. Nevó en los rincones clásicos de Bizkaia y en algún que otro lugar insospechado a estas alturas del calendario como la aguanieve que cayó en el propio Bilbao o los copos que fueron posándose, ¡oh, milagro! en la plaza de La Arena, allá en Muskiz. Abril comenzó abrigándose y hubo que husmear entre la ropa de invierno para no quedarse helado.

Ante nosotros se dibuja un tiempo de contrastes y se anuncia un fin de semana para echarse a temblar, en el sentido más literal del término. ¿Contrastes, les decía? Hagan algo de memoria y recuerden el finde pasado, donde el sol y el calor, con temperaturas superiores a los 20 grados, fueron los grandes protagonistas. La meteorología apunta que hasta el domingo no se superarán los 9 grados y las granizadas, el aguanieve y las nevadas más copiosas en las cotas altas de Bizkaia van a a repetirse una y otra vez. Es la nieve en primavera la que nos ha sorprendido y nos ha pillado con el pie cambiado. El temible frente frío. No es que sea una rareza extraordinaria, es que no estamos para cambios repentinos.