S el antebrazo en el que colocar el tensiómetro donde medir los parámetros de salud de la ciudad. Les hablo del Casco Viejo, donde lo mismo uno se regodea con la salida a la luz de la calle de los comercios en los celebrados días de gangas que de la calle Somera, donde se ha tejido una red de problemas callejeros, hasta el punto que el vecindario denuncia el incremento de ruidos, suciedad e inseguridad, como si en la vieja calle fuese brotando un gueto. Tal es la preocupación que se rumorea que Bilbao ultima una ordenanza en la que dar más flexibilidad a determinadas zonas peatonales a cambio de mejorar el control con la instalación de cámaras.

Tomarle la presión arterial a la ciudad, ese es el desafío, para controlar su salud. Junto con el ritmo cardíaco, la temperatura corporal y la frecuencia respiratoria, son medidas que suele utilizarse para controlar el corazón y la salud en general y se antojan necesarias esas medidas de control. Al tiempo que uno calcula cuánta felicidad traen consigo las rebajas en el exterior aprovecha y mide los riesgos de parálisis por esa suerte de flebitis, de mala circulación de la ciudad en la ya citada Somera.

Desde ese chequeo necesario de la ciudad llega la noticia de que Surbisa ha tendido su paquete de ayudas para pequeñas obras por primera vez hacia todos los barrios de Bilbao. Así, vecinos de Abando, Santutxu o Indautxu han podido solicitar una subvención para mejorar sus viviendas. Suena a un masaje reparador y una dieta equilibrada que dan vida a la villa que ya gasta una edad avanzada y, como corresponde, necesita cuidados adecuados para mantenerse vigorosa y saludable. El plan Egokitu que ahora se activa facilita la realización de obras con las que se alcancen las mejores condiciones de accesibilidad en el interior de las viviendas de personas mayores de 60 años o personas con movilidad reducida. Saludable.