I sigues haciendo lo que hasta hoy has hecho, cuando mucho obtendrás lo que hasta hoy has obtenido. Dando por cierto ese pensamiento, era necesario cambiar el rumbo de la vida para distraer el rumbo del covid-19, muy acomodado a nuestro estilo de vida. Hay que se ser conscientes de que no hacerlo equivaldría a esperar el paso del tren en el aeropuerto. Y siendo duras algunas de las medidas tomadas, lo cierto es que no existe un bálsamo de Fierabrás que todo lo cure ni un rey Midas que salve toda la bolsa, convirtiéndola en oro al tocarla.

Quiere decirse con esta reflexión que los gestores no podían quedarse con los brazos cruzados. No debían y no lo han hecho. El problema está en que las decisiones tomadas tampoco son inocuas. No pueden serlo porque la pandemia abarca a todas las latitudes y se reproduce, como comprenderán, el viejo cuento de la manta. Si te tapas la cabeza dejas al aire los pies, y viceversa.

En la orilla de enfrente, los comerciantes y la buena gente de la hostelería se sienten señalados, quizás porque ha faltado mano izquierda en las medidas. Hay un puñado de ejemplos. El tiempo contestará a sus preguntas o hará que ya no les importen las respuestas pero, lo siento, a día de hoy pesa la prioridad sobre los derechos de cada uno de nosotros.