NO es lo que usted o yo hacemos de vez en cuando -prodigioso o catastrófico, tanto da...- lo que distingue, lo que marca la diferencia. Es lo que hacemos día a día, con continuidad. He ahí una de las mil y una leyes del branding y el marketing, técnicas que se han convertido en mano de santo en una sociedad en la que cuando alguien no es una marca, es una mercancía. Acostumbrado, como está, a usar el terror como arma narrativa, Stephen King ya nos advirtió de que un producto puede ser rápidamente anticuado, pero una marca de éxito es atemporal. En nombre de la marca gira el faro de hoy. Lo hace con dos tipos de luz: el resplandor que ilumina y el resplandor que oscurece. Es del sino de los tiempos.

De esa realidad nace la idea que se maneja para darle una vuelta de tuerca al euskera: aplicar el concepto de marca a una lengua, hito pionero en un idioma y que ahora quieren aplicar sobre la lengua de Aitor. ¿Qué piensan los otros cuando hablo en euskera y qué cuando no? ¿Cuánta gente hace el esfuerzo de aprenderlo a edad tardía y cuánta que, conociéndolo de cuna, no hace uso de él? Mil y una preguntas saltarán como chispazos; mil técnicas que van a estudiarse y otras mil ocurrencias que van a investigarse para colocar el euskera como se coloca, qué se yo, Nike, dicho sea por similitud fonética con NIK, el nombre elegido para el proyecto.

El escritor inglés de principios del pasado siglo Norman Douglas, adicto al opio y siempre al filo de la ley pero con una pluma elegante y certera (¿que hubiese dicho hoy de su gobierno?), dedujo que se pueden deducir los ideales de una nación por su publicidad así que vamos a desearles buenos vientos y buenas venturas a los hombres y mujeres que van a trabajar en este proyecto singular. Siendo conscientes de que todos vivimos bajo el mismo cielo, es verdad no todos tenemos el mismo horizonte. Ahí es donde les pedimos que acierten, en las deducciones finales que coloquen el euskera en la primera página, en el cajón más alto del podio, en la primera línea de la parrilla de salida. Donde merezca.