Esta semana la Agencia de la UE para las Drogas (EMCDDA) y Europol han presentado en Bruselas su informe Anual 2019. Dos son sus principales conclusiones: que los hábitos de consumo están mutando de la adicción a una sola sustancia a una especie de ciclo combinado de toxicomanía. En pocas palabras, los europeos son cada día más consumidores de varios tipos de drogas. Y en segundo lugar, la digitalización y la globalización son ya factores integrantes del mercado de las drogas. Algo que hace mucho más accesible su consumo en la Unión Europea. Drones, teléfonos encriptados, aplicaciones móviles o de la Deep Web o “Internet oscura y las Redes Sociales”, toda herramienta del mundo on line es válida para ofertar drogas ilegales. Un consumo que sigue centrado en el cannabis, el que más se incrementa, la cocaína y la heroína, aunque el de las drogas sintéticas aumenta de forma alarmante. En total, se estima que los europeos gastamos alrededor de 30.000 millones euros al año en drogas, una cantidad que según cálculos de la FAO, podría acabar con el hambre en el mundo.

La UE, mercado importante, pero lejos de EE.UU. En el contexto global, Europa es un mercado de drogas importante, que se abastece tanto de la producción local como del tráfico de otras regiones. Sudamérica, Asia occidental y el Norte de África son importantes zonas de origen de las drogas ilegales que llegan a Europa, mientras China es un relevante país de origen de nuevas sustancias psicoactivas. Hay además algunas drogas y precursores que transitan por Europa en su ruta a otros continentes. Europa es, asimismo, una zona productora de cannabis y drogas sintéticas; la producción de cannabis se destina sobre todo al consumo local, mientras que algunas drogas sintéticas se fabrican para exportarse a otras partes del mundo. En todo caso, los ciudadanos de la UE - 512 millones - estamos lejos del gasto de los estadounidenses - 327 millones - en drogas, con 120.000 millones de euros al año, es decir, cuatro veces más que nosotros.

95% de consumo en cannabis, cocaína y heroína Tres sustancias se llevan la palma con un 95% del total de consumo. El cannabis la que más con un 39%; le sigue la cocaína con un 31% y la tercera plaza es para la heroína con un 25%. El resto se destina a consumo de metanfetaminas y MDMA -metilendioxi-metanfetamina-, que suele consumirse con otras sustancias, como el alcohol. Los indicadores del informe apunta a que la disponibilidad de cocaína está en su máximo nivel de todos los tiempos. También señala que el policonsumo es habitual entre los consumidores de drogas. Una de las pruebas de dicha conclusión es que la mitad de las jeringuillas analizadas contenían dos o más sustancias tóxicas. Las poblaciones de riesgo de consumo se ha acentuado en el caso de los jóvenes, mientras que los reclusos presentan tasas de consumo de drogas a lo largo de la vida más altas que la población general, así como pautas de consumo más peligrosas. Y otra conclusión de peso: el mercado de la droga guarda relación directa con otras actividades delictivas como el crimen organizado y la corrupción, con el tráfico de personas, el terrorismo y el lavado de dinero, que están creciendo en la Unión Europea.

España, Bélgica y Países Bajos: principales puertas Respecto a la procedencia y puertas de entrada de la droga en la Unión Europea, el informe concluye que aunque las rutas tradicionales prevalecen, están cambiando en función de las nuevas dinámicas de mercado. Así El puerto de Amberes (Bélgica) se ha convertido en el principal punto de entrada de la cocaína en la UE, desplazando a España. Es evidente, que los narcotraficantes tratan de dar con nuevas vías de entrada al margen de los grandes puertos, como Rotterdam (Holanda), que es el primero en comercio de mercancías en Europa. El hachís llega a Europa predominantemente desde Marruecos a España. Aunque Libia, sumida en el desgobierno tras la caída del dictador Muammar al Gaddafi, está repuntando a través del Mediterráneo Central.

Mientras que la heroína, procedente en su mayoría de Afganistán, entra en el continente a través de los Balcanes Occidentales atravesando Turquía. Una lacra que se extiende adaptándose a los tiempos, hasta llegar a emplear narcosubmarinos como el apresado en las costas de la ría de Vigo esta pasada semana. El despilfarro de la confortable vida de muchos europeos que se gastan en drogas la sostenibilidad de nuestro Estado del bienestar y que muestran así la insolidaridad con sus semejantes más necesitados en el mundo.