El jueves y ayer se ha celebrado en Bruselas el Consejo Europeo de verano, con una agenda de temas de máxima prioridad: los trabajos del Consejo Europeo constituirán la base de los programas de trabajo de las demás instituciones de la UE. La nueva Agenda Estratégica se centra en las siguientes prioridades: proteger a los ciudadanos y las libertades; desarrollar una base económica sólida y dinámica; construir una Europa climáticamente neutra, ecológica, justa y social; promover los intereses y valores europeos en los nombramientos para el próximo ciclo institucional y adoptar la Agenda Estratégica de la UE para el periodo 2019-2024. Asimismo, han tratado cuestiones tan decisivas como el clima, la desinformación, el presupuesto a largo plazo de la Unión y en materia de relaciones exteriores, sanciones a Rusia y a Turquía. Tocaba ponerse las pilas después de un largo periodo preelectoral, pero los jefes de Gobierno han vuelto a trabarse con vetos cruzados en prácticamente todas las decisiones que deben definir el futuro del espacio común. Una nueva oportunidad perdida para apretar el paso de las reformas, mientras el reloj no se para y las instituciones empiezan a sentir las consecuencias del bloqueo.

Agenda estratégica 2019-2024 Los líderes han aprobado la Agenda Estratégica cuyo objetivo es establecer las principales prioridades que orientarán los trabajos de la UE durante el próximo ciclo institucional. Se utilizará para planificar la escena mundial. Los dirigentes de la UE analizaron el informe sobre desinformación y elecciones elaborado por la presidencia rumana en colaboración con la Comisión y la Alta Representante. Ha habido consenso en seguir trabajando para aumentar la sensibilización y la preparación frente a la desinformación. Asimismo, acordaron el establecimiento de medidas restrictivas específicas para responder a los ciberataques y mejorar la cultura de seguridad de las instituciones de la UE en lo relativo a las amenazas híbridas y las ciberamenazas procedentes de fuera de la Unión.

Sin avances en presupuesto y cambio climático Sin embargo, el próximo presupuesto de la UE a largo plazo, lo que en la jerga bruselense se denomina el marco financiero plurianual 2021-2027, apenas ha registrado avances. Tema peliagudo, pues, se trata de incrementar los ingresos comunes cuando con casi total seguridad contaremos con un socio menos, contribuyente neto e importante, el Reino Unido. Tampoco se han puesto de acuerdo para alcanzar la “descarbonización” del bloque comunitario en 2050. Estonia, Polonia, Chequia y Hungría han bloqueado el acuerdo que tenía por objetivo alcanzar las cero emisiones de CO2. Si se ha decidido prolongar las sanciones a Rusia en respuesta a la anexión ilegal de Crimea y Sebastopol hasta el 23 de junio de 2020 - un año entero frente a la prolongación habitual de seis meses-. Las sanciones incluyen prohibiciones sobre importaciones, inversiones, servicios de turismo o exportaciones de productos y tecnologías a empresas de Crimea en los sectores de transporte, telecomunicaciones y energía y relacionados con la prospección, exploración y producción de petróleo, gas y recursos minerales.

Los nombramientos se aplazan Pero, sin duda, el tema más complejo abordado por los líderes europeos era el nombramiento de los cuatro presidentes institucionales de la UE: Consejo, Comisión, Alto Representante de Exteriores y Parlamento. Un encaje de bolillos que tiene que ver con los grupos políticos de la nueva Eurocámara, más fragmentada que nunca, así como por los intereses nacionales de los distintos Estados miembros en colocar a su compatriotas en los puestos más influyentes. Por si fuera poco la dificultad, en esta ocasión, con toda justicia y sentido de la realidad que ha faltado en otras ocasiones, el criterio de género también ha estado presente. Como ejemplo sirva que desde su creación en 1958, la Comisión Europea nunca ha sido presidida por una mujer. Vista la complejidad de la decisión, los jefes de Gobierno han optado por darse una prórroga, pero queda muy poco tiempo, pues, en dos semanas se constituye el Parlamento Europeo que debe elegir su presidente y al de la Comisión por el método de spitzenkandidaten. La próxima Presidencia finlandesa que se inicia el 1 de julio arrancará con el reto de desmadejar los nudos de un futuro europeo trabado.