L derecho inalienable a desbordar las medidas de control de la pandemia covid está en peligro. ¡Botelloneros del mundo, uníos! Hay que poner freno a la represión salvaje de un modelo policial que criminaliza a quienes se pasan por el arco de su entrepierna la salvaje prohibición de agruparse para beber y charlar sin mascarilla en el número en el que nos dé la gana, a la hora que nos dé la gana y a la distancia que nos dé la gana. ¡Libertad, libertad! En boca de los cayetanos que vimos salir a la calle en Madrid meses atrás sonaba tan ridículo que ni se nos pasaba por la cabeza un fenómeno similar en Euskadi. ¿Quién iba a ser el incosciente que lo liderara? ¿Quién el demagogo que pretendiera hacer pasar la exigente contención de las prácticas insalubres en represión de la libertad? Eso solo podría ser fruto de una mentalidad ultraliberal y antisocial que pretende someter el bien común al arbitrio de la satisfacción individual de unos pocos privilegiados. Así que, cuando aquí te pintan la casa o te convocan en la calle con lemas caducos -lotu txakurrak, errepresiorik ez, alde hemendik, utzi pakean, borroka da bide bakarra-, nuestros kaietanoak lo hacen para salvarnos. Hay nombres y siglas corresponsables de esas actitudes porque criminalizan a las policías vascas y exculpan a los que incumplen las medidas de seguridad colectiva. Arnaldo, lotu kaietanoak!