SI se buscan certezas con respecto a lo que vaya a dar de sí dentro de año y medio la negociación de la transferencia del régimen económico de la Seguridad Social, la única va a ser que, para los pensionistas, ese régimen será bajo en proteínas. Sencillamente, las cotizaciones no van a bastar para pagar las pensiones. Así que tranquilos ante ese discurso que dibuja el Apocalipsis si Euskadi desarrolla en el futuro un régimen propio de cobertura -sí, ya sé que ahora no se contempla en el Estatuto, pero tampoco se contemplaba la regla de déficit ni el pago prioritario de la deuda en la Constitución y ahí lo tienen-. Tranquilos, digo, porque es cierto que los pensionistas vascos no tienen suficiente con las aportaciones de los trabajadores vascos, pero los españoles tampoco. Quizá a alguno de los que sostiene que los vascos somos insolidarios pero cobramos de la caja única de la Seguridad Social habría que sugerirle que se la quede, que con nuestra cajita a lo mejor no nos va peor. O recordarle que su baremo de la solidaridad ha comenzado a virar cuando nos ha tocado recoger de las cotizaciones de otros pero no se acordó durante las décadas de superávit en las aportaciones de los trabajadores vascos pagaban inversiones en otros lares o directamente la deuda, hasta que se prohibió. Así que menos humos con la ruptura de España por la transferencia a Euskadi porque, si la estabilidad del Estado depende de su sistema de Seguridad Social se puede dar por muerto. Pero, mientras los patriotas torean a los españoles con el "malvado vasco insolidario", se evitan explicar por qué siguen siendo incapaces de acordar un modelo sostenible en la comisión del Pacto de Toledo. Hablar menos, currar más.