Es chistosillo Elon Musk. Le encanta hacer gracietas. Antes de que Twitter fuese X por obra y gracia del magnate, ya sabíamos que para triunfar en este mundo digitalizado e infantilizado había que ser ingenioso y gracioso. A veces incluso importa más el cómo se dice algo que el qué. Ayer, el otro juguetito de Musk, el megacohete Starship de su empresa SpaceX explotó en el cielo convirtiéndose en una lluvia de basura incandescente que caía sobre el Caribe, a modo de proyectiles brillantes. “El éxito es incierto, pero el entretenimiento está garantizado”, tuiteó el genio. Mundo, tenemos un problema.