Con un Partido Popular echado al monte, desbocado, una extrema derecha, incluida la que convive en el seno de ese partido, que sigue sin ningún pudor lanzando bulos, mentiras, difamaciones e insultos, con algunos estamentos de la justicia haciéndoles el juego sucio y ante la inacción de una izquierda perpleja, en algún momento deberíamos gritar alto y fuerte: ¡Basta ya!
En estos tiempos convulsos, la ética que nos lastra, la defensa del pudor y la buena educación impiden que nos podamos defender con un mínimo de imparcialidad, situándonos en una posición de inferioridad que debemos romper en mil pedazos.
Quizás lo sucedido con la injusta imputación del actual Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, deba ser un punto de inflexión definitivo.
No podemos, no debemos, no sólo las gentes de izquierdas sino toda la población en general, admitir y consentir que aquel que intenta impedir los bulos que vienen de un delincuente y su entorno familiar y político acabe siendo imputado, mientras que ellos se van de rositas.
No puede ser democráticamente saludable que quien expone la verdad pague y el delincuente no y además alardee de ello.
Esa situación socava y debilita nuestra propia democracia y si hay jueces que lo consienten e incluso lo favorecen no debemos callarnos ante ello.
Por eso las diferentes izquierdas, tanto centrales como periféricas, debemos hacer una profunda labor pedagógica, señalando esto una y mil veces.
El bulo y la mentira que salió de los dos personajes más siniestros de nuestra democracia actual, Isabel Díaz Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez, debía ser contestado por la fiscalía. Era una obligación moral y legal para que la ciudadanía tuviera una información veraz sobre lo que estaba ocurriendo.
Ese es el fondo de la cuestión que debía prevalecer ante cualquier error de forma.
Por otro lado en el denominado caso Koldo, ahora caso Ábalos, si este ha cometido algún delito que caiga sobre él todo el peso de la ley y si no fuera así alguien en el PP debiera asumir responsabilidades por el daño producido.
Pero conviene pararnos a analizar cómo este partido exhibe constantemente en este asunto el informe de la UCO dándole toda la credibilidad, mientras ha ignorado de manera ruin los dos, sí, sí, dos, informes de la misma UCO que eximían a Begoña Gómez de cualquier sospecha de delito.
Si esos informes de la Guardia Civil suelen ser rigurosos y certeros, lo son para todos los casos no unos sí y otros no.
Por otro lado, resulta casi insultante que la querella presentada por el PP contra el PSOE por presunta financiación ilegal, la basen en una información periodística de un medio que se dedica a lanzar bulos sin ninguna prueba, por cierto, supuestamente dirigido por la extrema derecha venezolana, en el que nuevamente aparece el ínclito MAR.
Todo ello en base a las imágenes distorsionadas de un supuesto informante, que podría ser perfectamente uno de sus redactores, señalando que vio entrar en la sede de Ferraz alguien con bolsas que se suponían estaban repletas de euros.
No podemos, no debemos callar ante tanto desvarío, pertenezcamos o apoyemos a cualquier partido, exceptuados lógicamente PP, Vox o Alvise.
Por eso resultan especialmente dolorosas las declaraciones que llegan de Podemos, con un seguidismo erróneo de las derechas, lo que indica la deriva en la que están inmersos. No señoras de Podemos, así no, porque lo que consiguen es fortalecer a los enemigos de nuestra democracia.
Las derechas extremas en su locura del todo vale nos están ganando la partida y por eso ha llegado la hora de pegar un fuerte golpe en la mesa, gritando para que nos escuche toda la sociedad: ¡Basta ya!
Rompamos las amarras, denunciemos a quienes les siguen el juego, sean medios de comunicación que como en el caso del Fiscal General del Estado señalan parcialmente (a veces una media verdad se convierte en una mentira) que “fiscales piden su dimisión”, cuando la realidad es que de las tres asociaciones solo una lo hace, otra le apoya y una tercera se mantiene la margen, o jueces.
No debemos callar, convirtámonos en activistas de la verdad y de la defensa de los valores progresistas. A la democracia solo se la puede defender desde esa izquierda, con lucha, sin medias tintas, ya.
Vienen tiempos difíciles, seguirán las campañas desde esos partidos políticos y sus pseudomedios de comunicación afines, incitarán a la ciudadanía a salir a las calles contra el gobierno progresista, pero somos más y eso debe notarse públicamente.
Veremos.