Es cierto. Ayer fue un día de peticiones en cascada de la dimisión de Luis Rubiales por el ignominioso beso a la futbolista Jenni Hermoso. Ayer era jueves. La agresión se produjo el domingo. Los clubes de fútbol –a excepción del Getafe– han necesitado cinco días para dar un paso al frente y alzar la voz contra el presidente de la Federación española de Fútbol por su lamentable actuación. Cinco días en los que la propia agredida ha tenido que salir para exigir medidas ejemplares. Estamos en más de lo mismo. Quienes llaman valiente a Hermoso ocultan su propia cobardía, evidenciada durante cinco largos días de silencio.