CADA día que pasa parece más lacerantemente evidente que “el conflicto” en la OSI Donostialdea –y me temo que algún otro en Osakidetza– no tiene nada que ver –al contrario– con la defensa del sistema público de salud sino de intereses profesionales, personales y territoriales. La principal reivindicación los “jefes médicos” donostiarras es que si usted, amiga lectora o amigo lector, tiene que someterse a un tratamiento de cáncer peritoneal mediante una cualificada técnica tenga usted que ir a Donostia y no puedan hacérselo en Cruces. Eso sí, envuelto en el celofán de la sanidad pública y blablablá. l