LA cosa olía a empate y solamente cuando se da una jugada desafortunada, como el remate en propia puerta de Dani García, lo que se presentaba como un mero trámite, se convirtió en pesadilla. Sánchez Martínez perdonó dos veces la tarjeta amarilla a Raúl García por sendas entradas un tanto duras. Curiosamente, le amonestó en la falta más leve, aunque fue por reiteración. El colegiado murciano, uno de los mejores de la liga, no tuvo reparos en recurrir al VAR para anular el penalti por mano de Mercado que en primera instancia había señalado. Consideró que el defensa del Sevilla tenía la mano pegada al cuerpo, aunque en mi opinión creo que el disparo va a puerta. Se equivocó justo después de esta jugada, ya que el bote neutral que realizó no fue tal. Los jugadores estaban discutiendo y el balón se lo dio directamente al portero local.
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