alberto Chicote es un crack y la ha vuelto a armar con su nuevo programa en La Sexta, ¿Te lo vas a comer?, que no solo conmovió a 2,2 millones de espectadores, sino que también superó al líder indiscutible de los miércoles, la serie médica The good doctor. No todos los días la cuarta cadena en audiencia derrota a la primera, algo así como que el Eibar le gane por méritos al Barça. ¿Qué hizo el cocinero para alcanzar semejante proeza? Fue a tocar en fibra sensible, el trato dispensado a las personas mayores en las más 5.000 residencias del Estado. Y lo hizo con criterio y valentía, porque no se limitó a poner de manifiesto el maltrato -sí, maltrato nutricional- que sufren los ancianos y tuvo la decencia profesional de mostrarnos un geriátrico de gestión ejemplar, en nombre de tantos que se desviven por el bienestar de los abuelos. No cayó en la generalización.
El espacio tuvo momentos épicos, como cuando Chicote fue perseguido por una turba de trabajadoras, con banda de música de cacerolas y pitos, hasta el ayuntamiento de una pequeña localidad de Salamanca. La imagen era surrealista, digna de Berlanga, de risa y espanto a la vez, y prueba evidente del atraso intelectual de una parte de España, la misma que se aferra con fervor a la momia de Franco. Allí zarandearon al presentador a instancias de la rufiana directora del centro en el que, literalmente, se mata de hambre a los ancianos.
Chicote es feo, gordo, bajito y viste estrafalario; pero es mi héroe. Se sale de lo convencional y se atreve con todo. El servicio público prestado con su denuncia de la desnutrición de nuestros viejos en ciertas instalaciones tendrá efectos preventivos y sanadores. Se le olvidó mencionar que lo que de verdad extermina a los mayores es la soledad. Un eterno minuto de silencio por la gente que se muere de tristeza.